Lavandula.
De no ser tal vez por la fragancia del romero, hay pocos arbustos cuyo aroma al rozar sus hojas dejan una impresión tan fuerte en la memoria como lo hace la lavanda. Más memorable es aún la imagen de un campo plagado de lavandas cuya belleza y color son una maravilla natural que no fácilmente se olvida.
La lavanda se ha cultivado desde hace cuando menos 2000 años y tanto los Fenicios como los Romanos comenzaron a utilizarla con los fines curativos y aromáticos que hasta la fecha perduran. El fino aceite que producen sus hojas, flores y ramas se utiliza en la elaboración de perfumes, velas, jabones, aromatizantes y tinturas. Las flores de algunas variedades de lavanda se utilizan también en la cocina para aromatizar productos como pastelillos, vinagres y conservas.
Existen diferentes variedades de lavanda y a continuación mencionaremos algunas de las más populares. Existen entre ellas algunas diferencias en su color, forma de las flores y hojas y en su hábito de crecimiento. Algo común que todas requieren para florecer y crecer vigorosamente es la necesidad de sol, un sustrato que proporcione buen drenaje y de preferencia un clima seco y caluroso. Se sabe de algunas variedades que soportan hasta temperaturas invernales de -20 centígrados.
Lavanda Inglesa (Lavandula Angustifolia)
La lavanda inglesa es sin duda la especie más común y que se cultiva en mayor cantidad en diferentes regiones del planeta, probablemente por ser la que tolera las temperaturas más bajas. Los tallos de esta variedad oscilan entre las 6 y 12 pulgadas y sus flores son alargadas y de alrededor de 2.5 centímetros de largo. Estas flores en forma de pequeñas trompetas aparecen en varias capas sobre el tallo y pueden ser de colores que van desde el blanco rosáceo hasta un violeta intenso.
Floración: De Mayo a Junio
Crecimiento: Pueden crecer hasta formar arbustos de 1 metro de altura y ancho.
Hojas: Delgadas y terminan en punta. Por lo general tienen un tono grisáseo como si estuvieran cubiertas de polvo
Usos: Especie comunmente utilizada para formar cetos en jardines formales. Existen variedades como el “Munstead” o “Hidcote” con hábitos compactos que los hace ideales para los bordes o macetones. Sus flores son utilizadas en la cocina y es la especie preferida para la producción de aceites esenciales. Se dice que es un excelente repelente de arañas y cucarachas.
Lavanda Española (Lavandula Stoechas)
Especie de la cual durante el siglo XVII se extraía la mayor cantidad de aceite y ahora más popularmente utilizada como flor de corte y para uso culinario. A diferencia de la lavanda inglesa, sus flores no aparecen en capas sino como una bractea cilíndrica con un pequeño copete que podría decirse que simula una especie de flama. Por su forma hay quien dice que como si simulara una pequeña piña.
Floración: En climas cálidos pueden aparecer flores durante todo el año pero más intensamente durante el final de la primavera y el verano.
Crecimiento: Aproximadamente hasta 60 o 70 centímetros de altura y un poco más de ancho.
Hojas: Sus hojas son alargadas y puntiagudas, parecidas a las del romero pero de un color grisáseo
Usos: Por lo general se plantan en grupos pues su crecimiento compacto y su largo período de floración dan el aspecto mediterráneo que mucha gente busca en la jardinería. Toleran mejor los suelos ácidos que la lavanda inglesa. Por el tamaño y poco sabor de sus flores su uso culinario se limita por lo general a la decoración de diversos platillos. Sus hojas se utilizan más que nada para sazonar y en panadería.
Lavanda Francesa (Lavandula Dentata)
La especie Lavandula Dentata, actualmente conocida como Lavanda Francesa, es de hecho originaria de las Islas Baleares en España. Su cultivo data desde los años 1500s y se extendía desde la parte central del España hacia el oeste, llegando hasta Portugal.
Los arbustos de esta especie son de rápido crecimiento y llegan a alcanzar cuando menos 1 metro de altura y hasta 1.5 metros de ancho. Sus flores son parecidas a aquellas de la Lavanda Española pero sus brácteas son más bien cilíndricas y no en forma de pequeñas piñas. El color de sus flores va desde el azul pálido hasta un violeta azulado.
Esta especie, en climas templados puede florear durante todo el año y su crecimiento vigoroso la hace ideal para plantarla en grupos y dar un aspecto dramático al paisaje. Por su continua producción de flores es a veces difícil encontrar el tiempo adecuado para podarla, pero un pequeño recorte a finales del invierno le beneficia para mantener un aspecto ordenado e incrementar su floración. Esta especie es muy utilizada como flor de corte y tanto sus flores como sus hojas son también utilizadas con fines culinarios.
Cuidados Generales de la Lavanda
Por sus orígenes mediterráneos esta planta adora el sol y a mayor cantidad de éste mayor será la cantidad de flores que produzca y menor el cuidado que requerirá para su crecimiento. La lavanda necesita muy buen drenaje y por ello se dificulta su cultivo en tierra demasiado arcillosa, que tiende a acumular más el agua que aquella que es por naturaleza arenosa. Así pues, la calidad y la composición del sustrato dictarán la cantidad de agua que se deberá proporcionar a la planta. Hojas que se tornan amarillas y luego cafés son una señal de pobredumbre de raíz debido al exceso de humedad.
La lavanda prefiere una tierra con PH que tiende a lo alcalino – entre 6.4 y 8.3 -. Un PH cercano al neutral (7.0) es lo ideal y con ello se garantizará un crecimiento vigoroso y sin necesidad de mucho cuidado.
Si planea secar sus flores y utilizarlas con fines aromáticos o culinarios, se recomienda cortar los tallos de lavanda por la mañana en un día seco y cuando no más de un tercio de sus flores hayan comenzado a abrir. Una vez cortados, se pueden utilizar ligas para atar los tallos, colocarlos en un lugar oscuro y con muy buena circulación de aire. Para obtener tallos más rectos una vez secos hay quienes prefieren colgarlos hacia abajo, es decir, con las flores apuntando hacia el suelo a la manera que lo hacen en Inglaterra.
La lavanda es una planta que requiere de muy poco cuidado en cuanto a tierra y fertilizantes se refiere. Aún así produce infinidad de flores por un largo período de tiempo. Atractiva sóla o en grupos, esta planta es también única por su capacidad para atraer abejas, que vuelan concentradas de flor en flor recogiendo el suave néctar de sus flores. Por su fácil cuidado, múltiples usos y singular belleza la lavanda es un arbusto que vale la pena cultivar!